La arquitectura en la historia parte 2
El Alto Medievo s.IV – el Bizantino
La arquitectura bizantina es principalmente religiosa, el exterior de los edificios tiende a ser muy sencillo, mientras que se pone un gran cuidado en la creación de los interiores.
La creación arquitectónica con mayor relevancia de este estilo es el Magnum Palatio, el cual se trata de una ciudadela fortificada con instalaciones militares, edificios públicos, palacios imperiales…
También se comenzaron a construir edificios destinados a la beneficencia como ospitios, ospitales y orfanotrofios.
El material más utilizado era la piedra.
El emperador Bizantino Justiniano, construye Santa Sofía, la cuál representa la unión entre el imperio y la iglesia.
Es la combinación de planta central de los edificios romanos con cúpula y las basílicas romanas.
En el interior se pretendía crear una imagen mística del cielo que fuera lo más opuesta posible a lo cotidiano. La utilización de mosaicos y la luz tenue trataban recrear el cielo en la tierra.
La arquitectura bizantina se ve caracterizada por un gran poder del simbolismo.
La arquitectura militar, en la cual las dimensiones tienden a reducirse y su principal función es la de crear una defensa frente a los posibles atacantes. De esta manera se construyen numerosas murallas y centros fortificados.
La arquitectura medieval Prerrománica tiene a dividirse en los siguientes grupos:
Longobardos (VI-VIII), poblaciones romanizadas y convertidas al cristianismo. Apenas contaban con tradición arquitectónica por lo que adquieren un estilo uniforme, dándole un uso ideológico emplean como material principal la piedra y tenían una gran formación en orfebrería.
Visigodos (VII-VIII), retoman la arquitectura eclesiástica al igual que el modelo de la básilica romana tradicional.
Carolingios (IX), tratan de reafirmar el arte clásico imitando el estilo romano. Por primera vez se vuelven a construir edificios de dimensiones monumentales.
Sajones (otonianos) (IX-X), se dedicaron a construir edificios religiosos como abadías y catedrales empleando el wesrwerk y las dobles ábsides.
Arquitectura Islámica (VIII-XV)
La arquitectura islámica en la Península Ibérica dejó importantes vestigios, como fortalezas y ciudades. Destacan las torres defensivas y miradores y los jardines con agua y plantas aromáticas. Surgieron nuevos tipos arquitectónicos, como las mezquitas y los baños islámicos.
La ornamentación se basa en motivos geométricos y técnicas como cerámica y mocárabes, creando atmósferas de luz y color.
Arquitectura Románica (X-XII)
El románico se asocia al arte de los normandos. Debido a la inestabilidad política, los señores feudales fortifican ciudades y palacios, transformándolos en castillos. La religión cristiana aumenta su poder político y promueve una evangelización masiva, lo que hace que el arte se llene de simbolismo y realismo.
Los edificios religiosos son grandes y pesados, con el uso del arco de medio punto y bóvedas romanas, lo que requiere muros gruesos y pocas aperturas. El románico se difunde por Europa debido a las cruzadas y peregrinaciones, creando variantes con muchos monasterios y abadías.
Arquitectura Gótica (XII-XVI)
El arte gótico se difundió principalmente en territorios alejados del contexto clásico, considerados como el arte de los bárbaros . La aparición de una clase media artesana y comercial promovió el florecimiento de nuevas ciudades , que impulsaron el arte y la arquitectura. Los constructores normandos innovaron reforzando la bóveda romana con nervios diagonales, aligerando los paños con materiales más ligeros. Este avance permitió absorber el peso verticalmente y dar lugar al arco ojival, la gran innovación del estilo gótico.
Catedrales
En la arquitectura gótica, la catedral era vista como la casa de un Dios que produce miedo, por lo que se buscaban grandes alturas que redujeran la escala humana. Esto permitió la experimentación arquitectónica con arcos apuntados y bóvedas nervadas. La gran innovación fue el arco ojival, que permitió la eliminación casi total de muros, reemplazándolos por vidrieras que representaban escenas religiosas y aumentaban la altura de las naves. La planta continuó la tradición basilical, pero con el transepto más centrado, lo que favoreció el desarrollo de la girola, capillas radiales y ábsides.
La estructura de piedra dio paso a materiales más ligeros en los paños, y se incorporaron arbotantes y pináculos para estabilizar la estructura y aumentar la verticalidad. Las decoraciones eran frescos y retablos con motivos religiosos, mientras que la escultura volvió al realismo naturalista con fines educativos.
Edificios civiles
En el gótico, surgen edificios civiles como ayuntamientos, palacios señoriales, universidades, fortalezas, puentes y lonjas comerciales, reflejando las nuevas exigencias de la clase burguesa.
Los palacios señoriales eran centros administrativos y simbólicos del poder, y considerado una obra maestra del gótico civil veneciano, con ornamentación más rica que en otras partes de Europa. También se construyeron ayuntamientos con decoraciones de pináculos, hornacinas y figuras de santos y nobles locales.
Arquitectura Renacentista (XV-XVI)
La Iglesia vivió una crisis que desembocó en el Cisma de Occidente, con el papado trasladándose de Roma a Aviñón. En el siglo XV, en Italia, surge una cultura urbana impulsada por mercaderes y banqueros que se convierten en mecenas del arte, encargando edificios como palacios y espacios urbanos.
El Renacimiento trae consigo un optimismo sobre el potencial humano, con un enfoque en las capacidades intelectuales del hombre y una visión de la historia menos centrada en el orden divino. El humanismo resalta los logros y valores humanos, distanciándose del dogma religioso y recuperando los ideales de la antigüedad clásica. En Italia, se redescubre la perspectiva y se estudian obras como los tratados de Vitruvio, donde se pone énfasis en la simetría, la proporción y la organización racional de los espacios, especialmente en relación con el cuerpo humano como modelo de perfección.
Arquitectura Barroca (XVII-XVIII)
El término «barroco» fue usado despectivamente por los críticos franceses en el siglo XVIII. El barroco, ligado a la monarquía, la aristocracia y la iglesia, surgió como propaganda para reafirmar la Iglesia durante la Contrarreforma. También mostró un interés por la naturaleza y el medio ambiente.
La arquitectura barroca y rococó se enfocó en obtener efectos visuales mediante el manejo del espacio, la luz y el color . Se rompieron las normas tradicionales de la geometría y la simetría, y la estructura pasó a un segundo plano, centrándose en la decoración y el efecto visual.
En urbanismo, surgió la idea del punto focal, el recorrido y la plaza simbólica.
Arquitectura Neoclásica (XVIII-XIX)
El siglo XVIII fue un período de grandes contradicciones, con el Rococó, el Neoclasicismo, el Romanticismo y los inicios de la Revolución Industrial coexistiendo. Con la Ilustración, surge un interés por el conocimiento objetivo de la historia.
El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, promovió un gusto neoclásico, influenciado por Vitruvio, pero con un enfoque greco-latino más que romano. Tras los excesos del Barroco y el Rococó, se produjo un cambio hacia una arquitectura más racional, iniciada en Francia alrededor de 1760, que volvía a valorar la estructura sobre el efecto visual. El Neoclasicismo reflejaba los principios intelectuales de la Ilustración y estaba vinculado a la función pública y educativa de los edificios.
s.XIX
La industrialización en el mundo occidental provocó un aumento de la población y un fenómeno migratorio hacia las ciudades, que no estaban preparadas para la expansión. Se derribaron las murallas y comenzaron a surgir nuevos barrios industriales y obreros, así como nuevas tipologías constructivas.
Los avances industriales trajeron nuevos materiales, y surgieron las escuelas politécnicas y exposiciones internacionales para experimentar con estos materiales y formas. La arquitectura de la industrialización se centró en estos nuevos tipos de edificios, como pabellones y estaciones.
En reacción al espíritu industrial que generaba alienación, surgió un deseo de evasión y nostalgia por el pasado, lo que dio lugar a los historicismos, o a una mezcla de estilos. A mediados del siglo XIX, nació una nueva visión más realista del arte, centrada en mostrar las condiciones sociales, el realismo, que dio paso al impresionismo y postimpresionismo.
s.XX
Bajo el optimismo de la burguesía industrial, surgió un gusto estético que rompía con los historicismos, favoreciendo ideas nuevas y modernas. Este estilo se caracteriza por líneas limpias, curvas ondulantes inspiradas en la naturaleza y la influencia del arte oriental, además de una simplificación hacia la bidimensionalidad. Aunque rompió con el pasado, también se nutrió del simbolismo romántico y del medievalismo promovido por figuras como Ruskin y Morris.
Las Vanguardias artísticas fueron una respuesta a la apertura hacia otras culturas, cuestionando las expresiones artísticas convencionales para proponer nuevos puntos de vista. Movimientos como el Fauvismo, Expresionismo, Cubismo y Futurismo surgieron en este contexto. Tras la Primera Guerra Mundial, las Vanguardias se alejaron aún más de la realidad, buscando provocar y ridiculizar la cultura occidental con movimientos como el Dadaísmo, Surrealismo, Abstraccionismo, Suprematismo, Constructivismo y Neoplasticismo.
Modernismo
El Modernismo, fue un «arte nuevo» que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX, pero se apagó alrededor de 1910 debido al alto coste de los productos artesanales. En Valencia, destacan las obras modernistas como la Estación del Norte , el Mercado de Colón y el Mercado Central. En Cataluña, Antonio Gaudí, tras su etapa modernista, desarrolló una arquitectura propia influida por la tradición mudejar catalana y el pasado medieval.
Expresionismo, Cubismo, Futurismo
La difusión de la fotografía, que representa la realidad de manera objetiva, desmitificó el arte realista y replanteó las ideas sobre el arte plástico. Estos nuevos planteamientos también se reflejaron en la arquitectura. Al igual que en la pintura, la arquitectura expresionista busca expresar el espíritu, distorsionando la forma racional.
El cubismo, con su idea de visión simultánea, se traduce en la arquitectura de Gropius en el uso de superficies acristaladas que eliminan las separaciones entre el interior y el exterior, permitiendo una contemplación simultánea. En Le Corbusier, esta idea se expresa en la promenade architecturale, donde el factor tiempo influye en la percepción del espacio, empleando monocromatismos y múltiples puntos de observación.
El futurismo en arquitectura se basa en el concepto de «movimiento» y la mutación del espacio arquitectónico a través del tiempo. La tecnología de las máquinas, las líneas horizontales y oblicuas que expresan velocidad y movimiento juegan un papel crucial, como se observa en las obras de Niemeyer.
Surrealismo, abstractismo
El constructivismo, como expresión arquitectónica del abstractismo, se caracteriza por rechazar la carga decorativa y ornamentación burguesa, adoptando una geometrización abstracta. La arquitectura es simple, con líneas puras, formas geométricas y espacios diáfanos, utilizando materiales pobres como hormigón armado, cristal, metal y ladrillo, reflejando así la ideología comunista.
El neoplasticismo, tanto en arte como en arquitectura, se traduce en composiciones ortogonales que se extienden al infinito, utilizando planos, rectas y colores puros para buscar un equilibrio entre la esencia y la materia, buscando la pureza.
La estética abstracta en Alemania se concretó en el racionalismo de la Bauhaus, que perseguía la funcionalidad, la industrialización, la serialidad y la economía a través de volúmenes elementales, planos limpios, líneas rectas, colores puros (blanco y negro), cubiertas planas, grandes acristalamientos y la ausencia de jerarquías de fachada. Este enfoque dio lugar al Movimiento Moderno.
Posguerra
En las décadas de los 50 y 60, uno de los aspectos predominantes fue la necesidad de medir el cambio respecto a los logros del Movimiento Moderno. La gran contribución de este movimiento planteó una dicotomía: continuidad o revisión. Sin embargo, más allá de esta dualidad, se fue desvelando la gran complejidad de las propuestas arquitectónicas de las primeras décadas del siglo XX, en paralelo al Movimiento Moderno.
En cuanto a la arquitectura de los años 50-60, existían dos grupos principales: los continuistas, que entendían la arquitectura como un objeto escultórico, y aquellos que criticaban el funcionalismo del Movimiento Moderno, al considerarlo deshumanizado. Estos últimos defendían que la función debía adaptarse a las necesidades del ser humano, dentro de su tradición cultural y en su contexto.
A partir de los años 60, surge un período de revoluciones, utopías y propuestas con mucha experimentación teórica y práctica, incluyendo movimientos como el deconstructivismo, high-tech, neo-brutalismo, biomorfismo y postmodernismo. En esta etapa, comienza a tener más peso la expresión personal del arquitecto y las sensibilidades ambientales, relacionadas con la sostenibilidad. Es importante destacar que encasillar a los arquitectos de esta época en un único «estilo» arquitectónico sería equivocado, dada la gran diversidad de enfoques.